Así, una persona que fume habitualmente una cajetilla al día (20 cigarrillos) destina al mes 127,4 euros a este hábito. Si hacemos cuentas anuales, la adicción al tabaco supone más de 1.500 euros al año, el equivalente a tres meses de alquiler en el madrileño barrio de Villaverde, donde el precio medio para arrendar una vivienda se sitúa en 514 euros. Este cantidad también permitiría pagar más de un mes de alquiler en barrios más caros, como l'Eixample (1.340 euros) en Barcelona o Chamartín (1.402 euros) en Madrid.
Los datos sorprenden todavía más si nos desplazamos a otras ciudades, porque con los 1.500 euros que un fumador destina al año a cigarrillos, podrían pagarse casi cuatro meses de alquiler en el zaragozano barrio de Casetas (337 euros de media) o tres meses en el distrito de Cerro Amate (494 euros) de Sevilla.
¿Vivienda pagada? Dejar de fumar reduce tus gastos
Pero dejar de fumar no sólo puede suponer un importante beneficio económico para los que viven de alquiler. Los que tengan su vivienda ya pagada también podrían ver reducidos sus gastos mensuales en lo relativo a alojamiento, en este caso en gastos de vivienda. Así, si tenemos en cuenta que el gasto medio de la factura eléctrica en España es de 56,3 euros mensuales por hogar , un fumador que consuma 10 cigarrillos diarios podría pagar la electricidad de todo un año (675,6 euros) con el dinero que destina a este hábito. Lo mismo pasaría con el consumo de agua y de gas. Servicios domésticos que podrían sufragarse, en parte o totalmente, con el sencillo gesto de apagar el cigarrillo.Lo cierto es que, además de caro, el tabaquismo sigue siendo un problema de salud pública en España, el noveno país de la UE con mayor porcentaje de fumadores. Se calcula que los cigarrillos son los responsables de aproximadamente el 30% de las muertes por cáncer en nuestro país, del 20% de las producidas por enfermedades cardiovasculares, y del 80% de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC).
Según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), el número de muertes atribuibles al consumo de tabaco se sitúa en 50.000 al año. A tenor de estos datos, fumar no sólo es un hábito muy caro, sino también muy peligroso.