Los hechos ocurrieron el pasado martes al mediodía en el cuarto piso del número 22 de la citada vía de Villaverde Bajo. El dueño de los dos pitbull, un ciudadano rumano que trabaja de vigilante, no se encontraba en la casa en ese momento. Estaban al cuidado de una joven que jugaba con los animales. En ese momento la puerta de la casa estaba abierta y los perros se escaparon de la vivienda al oír en el descansillo de la escalera el ladrido de un caniche. Era el vecino de enfrente, que se disponía a sacar a su mascota a la calle.
Los animales salieron a la carrera y se dirigieron directamente hacia el pequeño perro. Los dos pitbull lo despedazaron con sus mandíbulas a toda prisa y también mordieron al dueño cuando intentó ayudar a su mascota. La joven que estaba al cuidado de los perros tampoco pudo hacer nada por evitar el ataque, según los testigos. Una ambulancia del Samur se desplazó hasta la casa para atender al hombre de varios cortes en el brazo y hematomas causadas al tratar de salvar a su perro de las garras de los pitbull.
Como una película de terror
Los vecinos del bloque se quedaron estupefactos con lo ocurrido. «Nunca había visto nada igual de gritos y ladridos», contó uno de ellos. Cuando los agentes de la Policía Municipal llegaron a la casa se encontraron con toda la vivienda y la escalera llena de sangre. «Era de película de terror, todo lleno de sangre y también el piso del hombre que también estaba revuelto», describió otra persona. «No era la primera vez que esos perros salían sueltos y la gente y le había advertido de ello al dueño», señaló otro residente. «Esto se veía venir, han matado al pobre animal y el hombre se ha salvado de milagro», apuntó otro vecino.Al lugar de los hechos acudieron agentes de la Policía Nacional y de la Policía Municipal que consiguieron encerrar a los perros en una habitación. También acudieron agentes de la Patrulla Ecológica que pudieron comprobar que los perros tenían chips, aunque carecían del resto de documentación obligatoria por la Comunidad de Madrid. La joven no pudo aportar ningún tipo de documentación de los animales y ahora el dueño se enfrenta a cuatro multas graves. Los animales no tenían licencia ni seguro. Tampoco llevaban bozal y carecían del certificado correspondiente de animales peligrosos.
La Comunidad de Madrid obliga a los dueños de determinadas razas a inscribir a su mascota en el registro de perros que tengan consideración de canes potencialmente peligrosos. En el año 2011 se registraron en la región un total de ocho ataques de perros a personas, según la Comunidad de Madrid.