Bankia, la antigua caja de ahorros pública hoy convertida en banco del exdirector del Fondo Monetario Internacional, a la par que recibe ayudas del Estado millonarias, continúa con las expulsiones de familias humildes de sus casas. Y lo mismo da que llueva, nieve o arrecie un temporal de frío siberiano. Tampoco importa si las personas hipotecadas son deudoras de buena fe, tienen hijos menores o enfermedades de cualquier tipo. O, como sucede la mayoría de las veces, los deudores no pueden asumir sus letras simplemente porque carecen de empleo desde hace tiempo.
Claro que, a quién le importa lo que pasa fuera si, como Rodrigo Rato, uno percibe 2,5 millones de sueldo anual y dispone de un contrato blindado. Pero fuera, al menos en la Comunidad de Madrid, la realidad es que se producen 40 desahucios diarios, una buena parte a instancias de Bankia, la entidad financiera que ha recibido más fondos públicos desde que comenzó la crisis. El próximo jueves, 9 de febrero, el banco tratará de echar a la calle a una nueva familia, esta vez en el barrio de Villaverde Alto.
Se trata del hogar de Ronale de la Cruz que, compuesto por su mujer y sus cuatro hijos, el menor de 4 años de edad, reside en el número 3 de la calle Mariscal Gutiérrez Otero. Pero, como ha hecho otras veces, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y la asamblea del 15-M del distrito, tratará de impedirlo con una nueva acción de desobediencia. Para ello,invitan a la ciudadanía a sumarse a un bloqueo que comenzará a las 8h30 frente a la vivienda amenazada.
Ronalde tiene claro que, por razones de justicia, él y su familia no abandonarán su vivienda por su propia voluntad. Lo tiene tan claro que desde que se puso en marcha la PAH en Madrid, hace casi un año, no se pierde un solo Stop Desahucio o una asamblea de la plataforma. Sin alternativa habitacional, si lo expulsan de su casa, está dispuesto “a acampar en la puerta del Ayuntamiento de Madrid si hace falta”.
De origen dominicano, Ronalde se instaló en España en 2002. Dos años después, en un proceso de reagrupación familiar, lo hacía su mujer y sus tres hijos, que hoy tienen 22, 21 y 17 años. La pareja tuvo después otro hijo, que actualmente tiene 4 años de edad. Todos ellos viven en el número 3 de Mariscal Gutiérrez Otero, en un piso que la pareja compró en 2004 gracias a una hipoteca de 218.000 euros con Caja Madrid.
Por aquel entonces, Ronalde tenía un empleo estable en una empresa de montaje de estructuras metálicas. Ganaba más de 2.000 euros mensuales, así que no tenía problemas en pagar unas letras que, de 780 euros mensuales, pasaron a ser de 1.460 euros mensuales tras varias subidas del Euribor. Pero en 2009 se queda sin trabajo y, con su compañera también en paro, comienzan a tener dificultades para llegar a fin de mes. La única salida que el banco les propone es una ampliación de su hipoteca, algo que finalmente aceptan tras negociar una letra de 960 euros mensuales. Sin embargo, la pareja pronto tiene que dejar de pagarla ya que el dinero del subsidio de desempleo que perciben los padres no es suficiente para cubrir la manutención de esta familia numerosa. Desde entonces, han tratado en vano de conseguir con el banco la dación en pago y un alquiler social en su actual vivienda, un inmueble que Bankia adquirió en subasta judicial por el 50% de su valor de tasación. Actualmente, la familia vive con los 426 euros de ayuda al desempleo que perciben tanto Ronalde como su esposa.
Si no lo impedimos, una nueva familia madrileña se quedará en la calle y con una deuda de por vida. Es hora de poner freno a una sangría que ya ha arrojado a la exclusión social a más de 350.000 hogares desde que comenzó la crisis.
Fuente: Asamblea Villaverde